Para ser lo que se es, un día se tuvo que dar un paso hacia adelante y dejar algo atrás, Y para dejar algo atrás, algún día se tuvo que tener algo. Y es que a veces la vida nos lleva de la mano y nosotras la seguimos con la inocencia de una niña, pero al final sólo nosotras decidimos que camino tomar, aunque siempre se busque lleno de esperanza ese camino que los sueños prometieron.
Hoy se que la que no puede sobrellevar lo malo, no vive para ver lo bueno porque son muchas las lecciones aprendidas del dolor y cada fracaso enseña algo que se necesitaba aprender aunque ahora estés vacía. Y si te caes siete veces, hay q levántarse ocho, sólo es cuestión de saber como aceptar el rechazo y como rechazar la aceptación aunque duela porque la vida también consiste en equivocarse, cada una a su manera y la que se pierde en aguas pequeñas se ahogará en las grandes.
Y porque es bien sabido que la mayoría de nuestras equivocaciones nacen de que, cuando debemos pensar, sentimos y cuando debemos sentir, pensamos. Y abandonar puede tener justificación pero abandonarse no la tiene jamás, aunque eso siempre dependa más de otra persona. Y ya no importa lo que hicieron de ti, sino lo que tú puedes hacer con eso que hicieron de ti. Porque no es lo que se pierde lo que cuenta, sino lo que se hace con lo que queda, aunque lo que se ha perdido se haya llevado también el corazón y no sepas por donde empezar. Igual ya no se va a olvidar jamás, sino sólo se aprenderá a vivir sin él, Pero hay que seguir, aunque duela vivir.
Que al final la vida siempre coloca las cosas en su lugar, Y puede que un final sea realmente un nuevo comienzo aunque ahora no lo creas.
Un millón de palabras no pueden hacer que vuelvas. Lo sé, porque lo he intentado. Tampoco un millón de lagrimas. Lo sé porque he llorado hasta no poder más.
Tal vez lo único que duele más que decirte adiós es no haber tenido la ocasión de haberme despedido de ti.
0 comentarios:
Publicar un comentario