Levantarme y mirar al cielo… después la mirada me caerá al suelo, perdida en pensamientos, pensando en la distancia que deja al mundo llena de impotencia… y crecen versos, desde el corazón hacia la boca, que vuelvo a tragar hacia dentro… nacen lágrimas desde la distancia de estos versos a tus oídos, llenos de voces que intentan ocultar lo que yo quiero, que escuches mientras vuelvo… y es que tal vez el peso, que recae sobre mis decisiones en estos momentos, hacen mi corazón pequeño… tanto que olvido que sigo encerrada en el pozo del que creí estar saliendo, parada a mitad de camino, preguntando si merece la pena seguir subiendo… o dejarse caer de nuevo…
Es fácil dejar caer todo el peso sobre una misma y liberar al resto… por ello, no diré lo siento, porque no me arrepiento de olvidar, pero sí acepto, la culpa de encontrarme en esta situación en estos momentos… tan perdida, y tan sólo quiero, que alguien rodee mi cuerpo, mientras me hundo, y me deshidrato por completo… desarropada por completo, siempre el insomnio volverá en estos preciados momentos… donde te cuestionas qué hacer al respecto…
El silencio, en mi habitación es mi miedo, mientras las paredes hunden mi cuerpo, mientras el corazón deja de seguir latiendo, sintiendo como si nada tuviera sentido…
Un millón de palabras no pueden hacer que vuelvas. Lo sé, porque lo he intentado. Tampoco un millón de lagrimas. Lo sé porque he llorado hasta no poder más.
Tal vez lo único que duele más que decirte adiós es no haber tenido la ocasión de haberme despedido de ti.
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