Cuando quedé ciega… aprendí a sentir. Ahora que veo, no veo lo que hay frente a mí. Más allá de la piel, de las caras y los gestos. Tras el silencio, un poco más allá. En mi caminar, son pasos hacia algún lugar… ¿ya estoy loca? ¿o es un poco más allá? Creo que es más allá… y los pasos se van, las marcas quedan para olvidar, y el tiempo… el tiempo nos pone a cada una en su lugar.
Llámame loca, que yo la razón no te la voy a quitar. La perdí hace años ya, y jamás la volví a encontrar… es impensable creer que un mundo entero perdió la lógica, por ello, más fácil es llamar loca a una persona. También deseé ser muda, pero jamás hubiera tenido el placer de explotar y hablar, porque lo llamarían milagro, y eso, nunca pasará. Así qué, decidí no molestarme en demostrar lo que una sabe ya, y seguir andando, que todas los que vuelven, me vienen a decir que sin llegar, yo tuve razón ya…
A veces una sólo tiene que esperar… a veces muchas quedarán esperándome nunca llegar
Un millón de palabras no pueden hacer que vuelvas. Lo sé, porque lo he intentado. Tampoco un millón de lagrimas. Lo sé porque he llorado hasta no poder más.
Tal vez lo único que duele más que decirte adiós es no haber tenido la ocasión de haberme despedido de ti.
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